Como estamos en los días previos a las vacaciones de Navidad, el microrrelato de esta semana tiene ambientación belenita, pero... en fin...; quizás no es lo que podíais esperar de un relato navideño:
Cuento de Navidad
En
el cielo del amanecer brillaba con fuerza aquel insólito lucero que
la gente común contemplaba con asombro, pero el capitán sabía que
era uno de los satélites de comunicaciones que permitirían a su
ejército mantener la supremacía en aquella guerra interminable.
- Mi
capitán –transmitió el cabo -. Aquí sólo hay varios civiles
refugiaos, unos pastores que han perdido el rebaño por el impacto de
un obús y una mujer a punto de dar a luz.
El
capitán, desde la torreta del carro, observaba el establo con los
prismáticos.
- Registradlo
todo con cuidado.
- Mi
capitán –transmitió otra vez el cabo -, también hay un
perturbado, vestido con una túnica blanca, que dice que va a nacer
un salvador y otras cosas raras.
- A
ese me lo traéis bien sujeto.
- Mi
capitán –añadió el cabo, con la voz alterada -, la mujer se ha
puesto de parto.
- Bienvenido
al infierno – murmuró el capitán, con lástima.
A
la luz del alba, aparecieron en la loma cercana las figuras de tres
camellos cargados de bultos y el capitán los observaba acercarse,
indeciso.
- Abrid
fuego – ordenó al fin -. No quiero sorpresas.
(José María Merino)