domingo, 20 de enero de 2013

     Y el microrrelato de esta semana es...:

La tostadora

           Es una mañana estupenda de primavera y vamos a desayunar en la terraza. Mientras mi mujer prepara el café llevo allí la fruta, las mermeladas, la miel, las tazas. Sobre la mesa, ya conectada al enchufe eléctrico, encuentro una tostadora nueva, sin duda una sorpresa de mi mujer, pues la antigua, muy vieja, estaba sin control y quemaba siempre el pan. Esta es oblonga, toda ella redondeada, brillante, con una forma aerodinámica, un diseño muy moderno, sin ángulos. Pero enseguida le pregunto por dónde se meterá el pan, pues no presenta ninguna abertura en la parte superior. Al fin veo, en el extremo opuesto al cable de conexión, un espacio horizontal, alargado, transparente. Imagino que es una bandeja, pero no soy capaz de extraerla, y mientras lo intento descubro en el interior algo que me impresiona desagradablemente, unos bichos vivos, de cabezas blanquecinas y extraños miembros prensiles. Doy voces a mi mujer y llega corriendo. “Yo no he puesto ahí eso”, responde, mirando a los bichos con la misma repugnancia que yo. De repente, el cable que conecta la supuesta tostadora a la corriente se suelta y se retrae dentro del artefacto, que corre la mesa, salta al aire, queda suspendido unos instantes y sale volando con rapidez hasta perderse en el cielo lleno de luz. El incidente nos ha inquietado mucho: a mi mujer le vibran con pavor las antenas y yo siento que se me han erizado los pelos del abdomen y que me tiemblan todas las patas.

                                                           (Autor: José María Merino)

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