Aunque no tan reconocido como lo es por su prosa, Unamuno fue un gran poeta. El poema de esta semana le quiere rendir homenaje en unos días en los que hablamos mucho de él en clase:
Veníase la noche, la campiña
se puso pina, negra y recortada;
tras el filo del próximo horizonte
-bambalina- moría la distancia;
con la luz que le da cuerpo de tomo
en la luz moribunda se espejaba
vacío inmenso y la tristeza enorme
que cielo, tierra y alma rezumaban.
Quebrando solo la cuchilla un árbol
parecía sondar en la hondanada
del más allá donde la luz moría,
y era un árbol en cruz que escudriñaba
misteriosos allendes de otro mundo
y como árbol al fin se los guardaba...
y todo en aquella hora de agonía
era un sueño a la sombra de la nada.