Serenidad
Amo la serenidad de
ciertas horas,
polvo de eternidad,
taciturna belleza que
hay en ciertas tardes
que duermen como niño
en su cuna.
No hay símbolos,
sólo voces que suben a
la ventana
y comentan su oficio de
orfebrería,
de tierra removida
bajo la semilla del cielo.
Bebo a pequeños sorbos
la reiteración de la brisa
y siento pasar por mis
dedos el tiempo,
como cuentas de un
rosario.
Hasta que la noche
cae a mis pies como
pájaro ciego.
(Antonio Aliberti)
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