domingo, 2 de junio de 2013

   El microrrelato de esta semana es algo "terrorífico":

Alguien llama

        Los aldabonazos produjeron gruesos sonidos que corrieron torpemente por el castillo, chocando unos con otros, rebotando en los muros envejecidos de las galerías, golpeando las polvorientas panoplias del gran salón.
La luz de un candelabro asido por una huesuda mano descendió por la ancha escalera mientras de algún reloj salían, como murciélagos de una cueva, una a una, doce campanadas.
         Fuera, un perro-lobo ladraba con furia. En el cielo, oscuras nubes iban tapando una luna creciente de afilados colmillos. Algún rayo sajaba, de vez en cuando, el luto de la noche.
         La vieja condesa descorrió el enorme cerrojo y abrió la puerta. Un repentino viento apagó las velas del candelabro.
         Entonces sonó la voz de un joven:
        -  Señora, su pizza.
        -  Ah, menos mal - expresó aliviada la mujer ; se nos fue la luz. Esto solucionará la cena.

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