Para un amante tímido y tácito
Tu estudiada frialdad, tu cortesía
son cortina de humo para tapar el humo.
Sangras, deliras, ardes, e imaginas
que nadie lo adivina, amigo mío.
El resplandor de un fuego tan secreto
a las altas ventanas de tus ojos
un instante se asoma, y es el sol
apagado candil frente a esa llama.
Habla, pues, confiesa tu delito;
pide piedad, pide correspondencia,
antes de que se incendie el universo.
Tu corazón es un peligro público:
declárate,
o avisa a los bomberos.
son cortina de humo para tapar el humo.
Sangras, deliras, ardes, e imaginas
que nadie lo adivina, amigo mío.
El resplandor de un fuego tan secreto
a las altas ventanas de tus ojos
un instante se asoma, y es el sol
apagado candil frente a esa llama.
Habla, pues, confiesa tu delito;
pide piedad, pide correspondencia,
antes de que se incendie el universo.
Tu corazón es un peligro público:
declárate,
o avisa a los bomberos.
(José Luis García Martín)
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