Como lectura poética de la semana os propongo comprobar la armoniosa arquitectura clásica del soneto:
Alfa
y omega
Cabe
la vida entera en un soneto
empezado
con lánguido descuido,
y,
apenas iniciado, ha transcurrido
la
infancia, imagen del primer cuarteto.
Llega
la juventud con el secreto
de
la vida, que pasa inadvertido,
y
que se va también, que ya se ha ido,
antes
de entrar en el primer terceto.
Maduros,
a mirar a ayer tornamos
añorantes
y, ansiosos, a mañana,
y
así el primer terceto malgastamos.
Y
cuando en el terceto último entramos,
es
para ver con experiencia vana
que
se acaba el soneto... Y que nos vamos.
(Manuel
Machado)
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