Quiero dejar en esta entrada una muestra de los resultados de la actividad sobre la "memoria sensoafectiva" que hicimos en el Taller de Poesía con los alumnos de 3º B. Después de leer el famoso texto de la magdalena de Proust, se les repartió a los alumnos paquetes de gusanitos para comprobar las sensaciones y recuerdos que se emanaban de su degustación. Estos son algunos de los sentimientos asociados:
Cuando saboreo este algodón crujiente,
recuerdos de mi infancia pasean por mi mente: mi madre me los daba
cuando los dientes de leche acababan de florecer; cuando mis manos y
mi boca se manchaban de polvitos que tenían un sabor mágico;
cuando, ya más mayor, los restos de gusanitos conquistaban la
superficie de mis muelas y tenía que cepillarme los dientes para que
se fueran. También recuerdo que mis hermanas sonreían al verse las
manos cubiertas de este polvo de hadas, y seguidamente, se chupaban
los dedos como si de helados se tratasen.
(Irene Márquez)
Aquellos
cilíndricos pedazos de algo que a lo que sabe es cartón de maíz y
algo salado, me hace pensar en las peleas que teníamos mi hermana y
yo en haber quién cogía más en la cabalgata de los Reyes Magos,
pero la competitividad nos hacía cada vez más inseparables. Ahí se
nos habría la imaginación a algo que ni sabíamos a qué, que por
la noche nos hacía brillar como estrellas al unísono y que al
mirarnos sintiésemos lo mismo; la ilusión de abrir los regalos nos
hacía levantarnos a la par, y de darnos un abrazo que nadie nos lo
podía arrebatar.
(Carmen
García)
Me trae recuerdos de los
cumpleaños con los amigos cuando al final de la celebración nos
daban un cartucho con gusanitos, gomitas, globos… a cada uno.
Por las tardes en el parque,
cansados de tirarnos por los toboganes, balancines… íbamos al
quiosco y comprábamos un paquete de gusanitos, que no queríamos
compartir con nadie. Nuestro tesoro.
También se me vienen
recuerdos de las piñatas, cuando todos nos lanzábamos al suelo a
por los gusanitos y los caramelos nadie los quería.
Y las carrozas de los
reyes, cuando venían tirando chuches, y nuestros padres nos cogían en
brazos y se escuchaba: “¡Gusanitos, aquí!”.
Se me vinieron a la mente los
chantajes de los padres con los gusanitos: “Si te portas bien te
compro un paquete de gusanitos”, el que a veces llegaba y a veces
no.
(Nerea Marín)
Muchas gracias a los que participáis con interés en el taller, al que volveremos tras las merecidas vaciones de Navidad.
Os deseo a todos un poético año 2016.
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