Felicito desde esta página a mi alumna de 2º B de Bachillerato, Aurora Rayas, que ha conseguido el mejor microrrelato del mes de noviembre de los alumnos de bachillerato dentro del concurso que convoca el Departamento de Lengua de nuestro instituto.
Pienso que el mejor reconocimiento es darlo a conocer; por ello lo elijo como texto de la semana en mi blog. ¡Felicidades!:
Me acerqué con cautela a
la ventana. Al fondo, se divisaba un enorme jardín que me recordó a
la azotea de la casa de mi abuela. De tantas flores que tenía, mi
abuela tardaba en regarlas más de una hora, pero a ella no le
importaba, nunca se dejaba ni una sin regar. Aunque lloviera, ella
siempre subía por si alguna no se había mojado suficiente. Mi
abuela decía que ese era su ratito de tranquilidad porque así se
olvidaba de las penas, los problemas, los quehaceres..., se olvidaba
del resto del mundo, se olvidaba de todo. Por eso regaba las flores.
Aquel día, después de
muchos años viéndola subir para regar sus flores, me di cuenta:
allí estaba ella, sentada en un escalón de aquella azotea repleta
de flores…, flores casi marchitas.
- Abuela, ¿cuánto
tiempo hace que no riegas las flores?
Y ella me miró, como si
de una extraña se tratara.
- ¿Qué flores?